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Tejada Gómez, al hombre, al poeta...

Publicadas por jagperiodismo@gmail.com
Un buen día, merced a un compañero de teatro, pude conocer a alguien que imaginaba totalmente distinto.
A través de sus poemas, me lo imaginaba un hombre activo, hiperquinético y gritón, pero, me encontré con un viejito bueno. Así lo grafiqué y se lo dije: se mató de risa.
Eres un verdadero loco y descarado, Alemán. Yo soy como el vino, calmo y maravilloso, decía y soltaba la carcajada alegre en medio de la vereda de la pizzería de la Avenida Marconi, en la que compartimos algunas porciones de pizza, aceitunas, papas fritas y un vasito de vino.
Hablamos de todo y con franqueza, conocí cosas que lo habían violentado y hasta las anécdotas que lo hacían reír y hasta asombrarse de lo que había logrado con su poesía.
Quizás la más festejada esa noche, fue la de su viaje a Cuba, que trataré de contar lo mejor posible y si es posible, con la misma frescura que lo hizo él.
Llegué en el momento en que se hacía uno de esos maratónicos actos en el que hablaba Fidel Castro.
Como todo payuca, me metí en el mitin, por allí atrás. Hablo hasta por los codos el morro, y cuando menos lo esperaba y hasta había perdido el hilo del discurso, terminó.
Gran aplauso de la gente, cánticos, gritos y un locutor diciendo que entonarían el himno a Latinoamérica, para luego desconcentrarse. Pidió respeto y orden en la desconcentración. Y arrancó la grabación... ¿Quieren creer que era Canción con todos?... ¿Y cantada por el gringuito Isella?...
Yo me quedé frío, no sabía que hacer. No sabía si gritar allí, tirarme al suelo, llorar...
La cuestión fue que la gente cantaba y lo hacía más bello aún. Yo miraba como un hipopótamo con la boca abierta y casi llorando ¿Se imaginarán?
En eso, un tipo se acerca y me dice:
Oie, tú eres contra o qué? Yo la cara como mula recién cargada.
Por qué no cantas el himno?... no supe que decirle, y solo me salió, perdón, lo que pasa que soy argentino y me puse bordó (colorado no puedo porque soy negro) de la vergüenza.
Oie, con más razón. El himno es argentino y no lo sabes?
Pedí disculpas y me retiré ligeramente del lugar. A la cuadra y media, me paré, fijé mi culo en una pared y lloré, como el día en que nacieron mis hijos.
El cabezón Barotto y yo, quedamos mudos, mientras él se mataba de risa, como un chico que contaba una hechuría que no le habían descubierto los padres.

Al duende Huarpe

El profeta sigue en su tierra...
Sigue desgranando, asombrando al mundo
Con sus poemas, sus andanzas y su vino.

Acribillando la gota de rocío,
Como quién amanece de puro diablo al día.

Según sus pasares y pesares,
desanda el camino de la vida
Y ahoga la noche de coplas
Hasta que la luz le anuncia el día.

El siempre estuvo aquí y tuvo sus amigos,
también sus hembras y sigue pariendo poesías.
Ahora de callado, sigue tan aquí, como cuando bordeaba la vida.

A de ser su vino, su copla o sus silencios
los que me contagian sus notas y armonía.
A de ser que de noche, me habita ese duende
-duende huerpe- hasta que despunta el día.

J.A.G
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